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Se reúne el Congreso del PJ e intenta un reordenamiento político tras la salida de Alberto Fernández

A punto de sesionar con sus 900 representantes acreditados, el Congreso del PJ nacional, reunido en el barrio porteño de Caballito, intentará un reordenamiento político con la salida de Alberto Fernández, una amplia convocatoria a sectores partidarios distanciados en los últimos años y la preparatoria, desde aquí hasta fin de año, para la elección interna que designe a la nueva conducción.

Para ello, se integrará una Comisión de Acción Política de cinco miembros. Previa aceptación de la licencia de Fernández. Tenía mandato hasta abril 2025. Una medida de cierta elegancia que revela el principal dilema del más relevante partido de oposición en la Argentina: la autocrítica del fracaso del anterior gobierno (2019-2023) y de los gestores del trípode del poder de Unión por la Patria en aquel período, Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa. Ninguno de los tres estará en Caballito.

Plenario del Pj en Ferro. Foto Federico Lopez ClaroPlenario del Pj en Ferro. Foto Federico Lopez ClaroEl ex ministro de Economía y candidato presidencial tendrá su propio congreso, simultáneo, con el Frente Renovador, en Parque Norte, también en CABA. Hace rato que el ex funcionario no se reconoce un peronista orgánico y, esta vez, se volverá a poner a resguardo. Ni siquiera se confirma su presencia en Parque Norte. Si estará su esposa Malena Galmarini.

De este compendio, el Congreso del PJ aparece como una reacción al fenómeno Milei, con su irrupción electoral y la impronta de su gestión marcada, aunque con incertidumbres, por el protagonismo, por la iniciativa. Ante esa impronta, lentamente, el peronismo comenzará a acomodar las cargas. ¿Hasta adonde será capaz de transitar esa renovación?. Parte de ese eventual “cambio”, ahora tan de actualidad, vendría atado a las voluntades de los gobernadores que quedaron en pie después del aluvión electoral. Y de la decisión participativa de Cristina Kirchner, quien siempre prefirió no involucrarse demasiado en los tramiteríos del PJ.

Algo es seguro, según el corrillo en el ingreso al cónclave: el documento final de esta tarde será denunciatorio del “desastre social” que está provocando, según los congresales, el gobierno de Milei. Allí habrá consenso. Otros discernimientos serán más complejos. Entre ellos, alguna voz que se levante para pedir, directamente, la renuncia al cargo de Fernández. El intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, advirtió a su llegada que planteará el tema. “El peronismo está perdido. Sin radar, sin líder y sin rumbo”, repite el jefe comunal.

La bala es bidireccional, porque se refiere, además, a la conducción del PJ bonaerense, donde Máximo Kirchner, conserva poder en la Legislatura provincial y en doce comunas, pero su legitimidad no tiene la misma consistencia de los cargos. Es otra pelea de fondo. En este distrito el kirchnerismo tiene su asiento contable. Kicillof no integra ese fondo común de Máximo. Procura crear su propia representación, distante del hijo de la ex vicepresidenta y de Massa, el otro socio. Hay un pool de intendentes como Ferraresi, Secco, Alak, entre otros, que quieren entronizar a Axel o su representación en el PJ de la Provincia.

El gobernador vacila. Está desprovisto de la naturaleza de “conductor”, del diccionario amarillento del peronismo, que le requieren quienes añoran los tiempos de jefaturas fuertes como las de Carlos Menem, Eduardo Duhalde y el matrimonio Kirchner.

Kicillof se considera presidenciable 2027, en la quimera, rumbosa, de un país todavía en estado crítico. Ý esa construcción demanda, admiten en sus cercanías, posicionamientos en relación al gobierno nacional, ciertos consensos con los demás gobernadores, alguno de los cuales no sintonizan con sus formas, y un manejo adecuado de los tiempos. Raúl Jalil (Catamarca), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Osvaldo Jaldo (Tucumán) directamente están opuestos a su discurso. Plantean consensos con el Ejecutivo nacional. Quedan Ricardo Quintela (La Rioja), Sergio Ziliotto ( La Pampa) y Gustavo Melella (Tierra del Fuero) un poco más próximo a los planteos de Kicillof, pero cada cuál atiende su juego.

El mandatario bonaerense tiene otro condicionamiento: todavía es receptor de los grandes trazos políticos que impone Cristina. “Para ser centro de expectativas tiene que ganar autonomía “, admiten en sus cercanías. Esta tarde no estará en Caballito. Su representación es limitada. Pocos congresales reportan a su mando. “Si apenas tiene un puñado de concejales y algún legislador suelto”, completan los más prejuiciosos.

Como sea, todos en este debate a puertas cerrada convergerán, casi como un clásico, en la invocación a la unidad. ¿Miguel Pichetto, Juan Schiaretti, Florencio Randazzo, Graciela Caamaño están incluidos en la convocatoria?. ¿Cuáles serán los límites de esas repatriaciones?. No quedará escrito este viernes.

En cambio, otras formalidades menos complejas serán completadas en el debate. Se aprobarán los estados contables del 2024, cuando ejercía Alberto Fernández; el mandato a la Comisión de Acción Política para depurar padrones y la convocatoria a elecciones internas. La intervención a los distritos de Jujuy y de Corrientes será otra decisión.

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