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Héctor Cúper clasificó a Siria a los octavos de la Copa Asiática y su traductor rompió en llanto tras el logro

Héctor Cúper hizo historia este martes al frente de la Selección de Siria, clasificando por primera vez en la historia de ese combinado a los octavos de final de la Copa Asiática. Las Águilas de Qasyoun, tal como se las denomina, lograron este hito tras vencer a India por 1-0, con gol de Omar Khribin.

El combinado sirio, que había empatado con Uzbekistán en el inicio de la competencia por 0-0 y fue derrotado por Australia por 1-0 en la fecha pasada, con la victoria en su último partido del grupo B quedó ubicado en el tercer puesto, posición que le permitió acceder a octavos como uno de las mejores terceros en la competencia.

El ex entrenador de Huracán, Lanús, Mallorca e Inter, entre otros clubes, y de las selecciones de Georgia, Egipto, Uzbekistán y República Democrática del Congo, a nivel internacional, sigue haciendo historia a sus 68 años.

Los que no pudieron aguantar la emoción tras el logro de Siria fueron el traductor de Cúper y un periodista de ese país, en el contacto de la zona mixta después del partido, con la hazaña del equipo todavía fresca.

El traductor del entrenador rompió en llanto y tuvo que ser consolado por el cronista, que también con lágrimas en los ojos lo abrazó mientras Cúper se retiraba del lugar en silencio y con respeto.

Siria, que actualmente se encuentra ubicada en el puesto 91° en la clasificación del ranking FIFA, se vio reforzada con la llegada de Cúper y la convocatoria de varios jugadores extranjeros pero de origen sirio.

Entre ellos se destacan tres argentinos, Ezequiel Ham, que viene de ascender con Independiente Rivadavia de Mendoza a la Primera División; el ex San Lorenzo, Jalil Elías, y el jugador de Belgrano de Córdoba, Ibrahim Hesar.

A estos tres futbolistas hay que sumarles los casos de los suecos Aiham Ousou y Antonio Yakoub, el griego Abdul Rahman Weiss y el colombiano Pablo Sabbag.

«Es un país muy golpeado por problemas de fronteras, pero ahora no los hay. Damasco es una ciudad tranquila. Yo llegué a trabajar en situaciones peores, como cuando dirigía a la selección de Georgia y estaba en guerra a unos 80 kilómetros. Eso sí, si la cosa se complica, yo no me voy a quedar. Nadie me obliga a vivir en Siria, pero yo quiero estar aquí», dijo el técnico en su llegada al seleccionado, hace un año.

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