InicioSociedadKraemer: El kiosco sigue siendo una salida laboral en tiempos de crisis

Kraemer: El kiosco sigue siendo una salida laboral en tiempos de crisis

En los últimos días, un informe de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) generó preocupación al revelar que más de 16.000 kioscos habrían cerrado en el país durante el último año a raíz de la crisis económica. La postal que describió el vicepresidente de la entidad, Ernesto Acuña, fue dramática: «El kiosco es la postal de una ciudad, de un pueblo, pero están cerrando por la recesión que golpea fuerte».
Consultado sobre ese diagnóstico, el titular de la Asociación de Kiosqueros del Chaco, Rolando Kraemer, ofreció una mirada distinta. «A nivel provincial no se verifica un cierre masivo. Por el contrario, los datos que tenemos muestran que el número de kioscos habilitados viene en aumento», aseguró.
En declaraciones a radio Natagalá, Kraemer explicó que esta diferencia responde a una dinámica particular del Chaco: «Cuando hay crisis, muchas familias sin empleo formal ven en el kiosco una alternativa de sustento. Eso hace que la cantidad de locales aumente, aunque también existan cierres. En definitiva, los registros de AFIP y ARCA, así como de grandes distribuidores de golosinas, muestran que hoy tenemos más kioscos que hace dos años».
Precios: cigarrillos, alimentos
y la puja con proveedores
Uno de los principales temas que atraviesa al sector es la evolución de los precios. Kraemer fue categórico al señalar que los aumentos más difíciles de contener son los de los cigarrillos, producto clave en la facturación de cualquier kiosco.
«Los cigarrillos aumentaron y eso no se puede negociar, porque viene de las empresas multinacionales. Primero suben los líderes y luego las marcas más chicas. El Gobierno quiere que sean caros para desalentar el consumo, esa es mi visión», dijo.
Más allá de ese rubro, el dirigente sostuvo que en el caso de las bebidas y alimentos la situación es diferente. «Estoy cargando productos de gaseosa de primera línea al mismo precio que hace seis meses. En algunos casos hubo subas del 8% o 10% en ese período, lo cual es bajo comparado con la inflación general. Lo que hacemos los kiosqueros es no convalidar aumentos que no se corresponden con la realidad y buscar alternativas más baratas», explicó.
La clave, según Kraemer, es el comportamiento del consumidor: «El cliente nos marca la cancha. Si aumentamos sin sentido, la gente deja de comprar. No podemos perder de vista que el kiosco vende lo cotidiano: galletitas, golosinas, gaseosas. Son productos que si suben demasiado quedan fuera del alcance del bolsillo popular».

Consumo en retroceso
Aunque la cantidad de kioscos crezca, la recesión se hace sentir en los volúmenes de venta. Kraemer reconoció que el sector enfrenta una fuerte caída: «Comparando con años anteriores tenemos alrededor de un 30% menos en el volumen de ventas. A eso hay que sumar el aumento de los servicios como la electricidad, la presión impositiva y los costos en general. La gente dispone de menos recursos para gastar en kioscos o almacenes, porque prioriza otras necesidades».
El dirigente ejemplificó con el impacto de los programas de compra en cuotas: «Hoy muchas familias destinan lo que pueden ahorrar a renovar un electrodoméstico o un mueble, aprovechando planes de 12 cuotas sin interés. Eso implica que tienen menos dinero para gastos chicos en el kiosco».

Los números en el
Gran Resistencia
En cuanto a la cantidad de locales, Kraemer reveló que en el área metropolitana de Resistencia se registran más de mil kioscos y pequeños almacenes habilitados, un número que va en aumento. «Los datos pueden consultarse en las bases de grandes distribuidores. No quiero dar nombres porque no estoy autorizado, pero está comprobado que cada vez son más las bocas de expendio», señaló.
Sin embargo, advirtió que ese crecimiento no debe confundirse con prosperidad: «La realidad es que con más kioscos y un 30% menos de ventas, todos vendemos menos. Eso obliga a redoblar esfuerzos para sostener los negocios, pagar sueldos e impuestos».

Mirada hacia el futuro: crecer o estancarse
Kraemer también hizo un análisis más amplio de la economía provincial. Aseguró que el futuro dependerá de la capacidad del Chaco de generar crecimiento propio.
«El Gobierno Nacional no va a hacer nada específico por nuestra provincia. A lo sumo dará herramientas macro de estabilidad, pero el desafío es nuestro. El 70% de la población depende del Estado y solo un 30% vive de la actividad privada. Con esa estructura es muy difícil crecer».
Para el titular de los kiosqueros, la salida es clara: «La única opción real es el crecimiento. Si nos planteáramos como un Estado independiente, el desafío sería industrializar nuestra producción primaria. No alcanza con que la soja tenga una buena campaña; eso deja poco valor agregado. Hay que apostar a la agroindustria y recuperar sectores como el forestal, que fueron potencias hace décadas y hoy están relegados».
En ese sentido, reclamó mayor articulación entre los distintos actores políticos: «Los dirigentes chaqueños deberían juntarse y definir un rumbo. Si no, vamos a seguir sin dirección. El kiosco es un termómetro de la economía: muestra tanto las oportunidades como las carencias de una provincia que necesita generar empleo genuino y desarrollo».

Un sector
que resiste
A modo de conclusión, Kraemer dejó un mensaje que refleja tanto la resiliencia como las dificultades del rubro:
«Los kiosqueros hacemos un esfuerzo enorme para mantener abiertos los negocios. Con menos ventas, más costos y una recesión que golpea a todos, resistimos porque el kiosco no solo es un trabajo, es un punto de encuentro en cada barrio. Y mientras haya familias que vean en él una salida, el kiosco va a seguir estando en la vida de los chaqueños».

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