Comenzaron este lunes los trabajos para reemplazar la reja temporal que rodeaba el Obelisco por una estructura definitiva. La intervención apuntó a brindar una protección más duradera al emblemático monumento porteño, sin comprometer la circulación en la zona. Según lo previsto, la instalación quedaría finalizada en un plazo de dos semanas.
La nueva reja tuvo un diseño ovalado, pensado para integrarse de forma armónica al entorno de la Plaza de la República. Su formato respetó el espacio circundante y continuó la línea estética de la estructura que rodea la Pirámide de Mayo, combinando criterios de seguridad con cuidado patrimonial.
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Las tareas estuvieron a cargo del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana y formaron parte de un plan de puesta en valor del Obelisco. Durante este año, la renovación del monumento incluyó obras significativas, entre ellas la instalación de un ascensor interno, que permitió el acceso hasta los niveles más altos del interior.
La intervención respetó los lineamientos de cuidado urbano y no alteró la circulación vehicular ni peatonal. Fue pensada como una solución funcional, que reforzó la protección del ícono porteño sin interferir con la vida cotidiana de la ciudad.
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El ascensor que llevó al Obelisco a una nueva altura
En abril se inauguró un ascensor dentro del Obelisco, diseñado para facilitar el acceso hasta su punto más alto. La obra permitió que, por primera vez, se pudiera llegar en menos de un minuto al nivel 55. Desde allí, solo restan 35 escalones para alcanzar el mirador. Fue una intervención largamente esperada y cuidadosamente planificada.
El elevador fue vidriado y con pantalla LED, con capacidad para tres personas por viaje. Su instalación no alteró la estructura original del monumento: las piezas fueron ingresadas una por una, por la única puerta disponible. El mecanismo fue ensamblado en el interior, preservando la integridad arquitectónica.
Las vistas desde las pequeñas ventanas del Obelisco ofrecen una experiencia única. Se observan la Avenida Corrientes, Puerto Madero, el río y los edificios del centro porteño desde una perspectiva inédita. La postal, antes reservada solo a técnicos, ahora quedó abierta al público.
La obra fue impulsada por el Gobierno porteño como parte de un plan de puesta en valor. Representó un avance turístico, histórico y simbólico para la ciudad. Con esta intervención, el Obelisco sumó accesibilidad sin resignar su carácter patrimonial. Y acercó, por fin, su cima a todos.
TC/ML