Por Facundo Sagardoy
Andrea Allen, reconocida artista argentina radicada en Barcelona, ha confirmado recientemente su interés en formar parte del acervo fundacional del Museo de Arte Contemporáneo de Corrientes, con el respaldo de Ñande MAC.
Su adhesión representa no solo un gesto de cercanía afectiva con la institución, sino también un vínculo entre la creación contemporánea y las raíces culturales del litoral argentino.
La artista, cuya obra ha recorrido diversos espacios internacionales, ahora mira hacia el nordeste del país, en busca de consolidar un puente entre lo local y lo universal.
En la inauguración de su muestra «Rastros de abundancia» en la galería Rubbers, Allen presentó un conjunto de piezas que desafían la categorización tradicional del arte. Su obra se mueve entre la escultura y el dibujo, entre lo abstracto y lo figurativo, proponiendo un itinerario sensorial que involucra formas, colores y materiales en constante tensión.
Asimismo, la artista recurre a elementos no convencionales, combinando polifan, polieturano, polipropileno, aserrín, papel y cola, con técnicas de pintura acrílica y dibujo con tinta, lápiz y bolígrafo.
En su testimonio sobre la serie «Territorios», que comenzó en 2014, Andrea Allen relata cómo las formas irregulares, algunas de gran formato, fueron dibujadas sobre manchas improvisadas. Un proceso que transformó lo abstracto en figurativo, reflejando siempre un profundo vínculo con la naturaleza y la memoria del paisaje. Esta aproximación evidencia un compromiso con la exploración formal, donde cada objeto se convierte en un testimonio de la búsqueda constante de la artista por nuevas formas de expresión.
La evolución de sus esculturas también muestra una sofisticación técnica que trasciende los límites de lo convencional. Las formas ovoideas recuerdan piedras halladas en sitios arqueológicos, mientras que otras se presentan como tótems que parecen colapsar bajo su propio peso.
La obra se inserta en un diálogo con la historia y la cultura, sin caer en la literalidad o en el panfleto ecológico, manteniendo un equilibrio entre lo conceptual y lo sensorial.
LA OBRA Y LA TÉCNICA: UN ENCUENTRO
CON LO INVISIBLE
La atención al detalle y la experimentación con materiales se convierten en una marca indeleble del trabajo de Allen.
El uso de polifanes, polieturanos y polipropilenos fusionados con elementos orgánicos sugiere un diálogo constante entre lo industrial y lo natural. Sus dibujos y pinturas, en tanto, mantienen una relación íntima con la línea y el color, generando un lenguaje propio que obliga al espectador a mirar más allá de lo evidente.
El carácter no convencional de sus materiales no es un capricho formal, sino una extensión de su pensamiento creativo. Allen invita a descubrir lo que se esconde detrás de lo visible, transformando cada pieza en una experiencia que involucra cuerpo, mente y memoria.
Los negros intensos se funden con blancos puros, mientras que los tonos de bosque evocan la presencia del entorno natural sin recurrir a mensajes explícitos.
La carrera de Andrea Allen, nacida en Buenos Aires en 1967, se forjó en un entorno de aprendizaje constante. Tras graduarse como profesora de escultura en 1991, estudió con Enrique Valderey y Oscar Stáffora, y realizó seminarios de análisis de obra con Luis Felipe Noé. Su colaboración con Noé en instalaciones como «Entreveros» (2017) y «Facetas, proyecto a la humanidad» (2015) evidenció su capacidad de diálogo con las propuestas más complejas del arte contemporáneo argentino.
Su traslado a Barcelona amplió sus horizontes creativos, incorporando experiencias en escenografía y vestuario para cine, teatro y publicidad, mientras continuaba desarrollando su obra plástica.
La combinación de estas disciplinas le permitió construir un lenguaje multifacético, donde la escultura, el dibujo y la pintura se alimentan de la sensibilidad performática y espacial que aporta la experiencia teatral.
Las exposiciones de Allen han atravesado instituciones de relevancia, desde el Pabellón de las Artes (UCA) hasta la Embajada Argentina en París, consolidando una mirada que dialoga con lo global sin perder la memoria del paisaje y la cultura argentina. Su obra invita al espectador a entrar en un territorio de densidad poética y sugerencia sensorial, donde la forma y el color no son un simple vehículo estético, sino un instrumento de pensamiento y emoción.
Ñandé MAC: un hogar para el arte contemporáneo
El Museo de Arte Contemporáneo de Corrientes, Ñandé MAC, representa un proyecto cultural que ha cristalizado décadas de esfuerzo y visión en el nordeste argentino.
Institucionalizado en 2019 por decreto del gobernador Gustavo Valdés, el museo se integra al Instituto de Cultura de Corrientes, consolidando un espacio de referencia para la creación contemporánea en la región. La iniciativa partió de la generosidad del coleccionista y curador Luis Niveiro, cuyo acervo personal constituye el núcleo fundacional del museo.
Desde sus comienzos, Ñandé MAC ha buscado construir un acervo que dialogue con la diversidad del arte contemporáneo global, incorporando obras de maestros argentinos, americanos y europeos.
La apertura a artistas radicados en distintos continentes refleja la vocación del museo por establecer puentes culturales, fomentando la circulación del conocimiento y la experiencia estética sin fronteras.
La incorporación de Andrea Allen a este acervo fundacional es un reflejo de esta filosofía. Su obra, que combina experimentación material, rigor técnico y sensibilidad poética, se suma a un corpus que ya cuenta con más de trescientas piezas.