El histórico líder de Black Sabbath murió ayer 22 de julio a los 76 años. Conoce sobre uno de los episodios más icónicos de su carrera.
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La historia detrás del recordado momento.
AP
El mundo sigue lamentando la muerte de Ozzy Osbourne, decenas de homenajes se dieron alrededor del mundo desde que se conoció ayer la triste noticia. El líder de Black Sabbath venia de ser noticia por brindar un multitudinario concierto de despedida junto su histórica banda y músicos amigos.
La noticia de su muerte fue confirmada por su familia a través de un sentido comunicado: «Con una tristeza indescriptible, informamos del fallecimiento de nuestro querido Ozzy Osbourne esta mañana. Estaba con su familia, rodeado de mucho cariño. Les pedimos a todos que respeten la privacidad de nuestra familia en estos momentos». La declaración está firmada por su esposa, Sharon, y sus hijos, Aimee, Kelly, Jack y Louis.
Ozzy Osbourne y el legendario episodio con un murciélago
Ozzy fue siempre un personaje, un autentico showman sobre el escenario. Durante un concierto en solitario en Des Moines, Iowa, en 1982, Osbourne consolidó su estatus como leyenda del shock rock al morder la cabeza de un murciélago arrojado al escenario.
Creyendo que era un objeto de goma arrojado al escenario por un fan, Osbourne, conocido por sus payasadas teatrales, lo mordió, sólo para descubrir que era real, posiblemente muerto o aturdido.
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Ozzy con el murciélago en la boca.
Su descripción después del hecho es tremenda: «Mi boca se llenó de un líquido tibio y pegajoso, con el peor gusto que se pueda imaginar. Podía sentirlo manchando mis dientes y corriendo por mi barbilla. Entonces, la cabeza del murciélago se sacudió y me pegó un buen mordisco. ‘Oh, fuck’, pensé. ‘No me digas que me comí un maldito murciélago’«.
«Sus alas comenzaron a agitarse, quedé en shock e intenté sacármelo tan rápido que le arranqué la cabeza”, aseguró Ozzy.
El incidente requirió vacunas antirrábicas y desató indignación, alimentando su notoria reputación. Aunque algunos afirman que fue intencional, Osbourne insistió posteriormente en que fue un error.
Más tarde vendió juguetes de peluche en forma de murciélago con cabeza desmontable.
Osbourne era un blanco habitual de grupos conservadores y religiosos preocupados por el impacto negativo de la música rock en los jóvenes.
«He hecho algunas cosas malas en mi vida. Pero no soy el diablo. Solo soy John Osbourne: un chico de clase trabajadora de Aston que dejó su trabajo en la fábrica y se fue en busca de diversión«, dijo en una biografía de 2010.