Una vez más, el discurso anticorrupción de Morena queda expuesto. La Fiscalía General de la República (FGR) confirmó una investigación en curso contra Vector Casa de Bolsa. La empresa pertenece a Alfonso Romo, quien fue jefe de la Oficina de la Presidencia en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) detectó una transferencia de 100 millones de pesos desde una empresa fachada vinculada al Cártel de Sinaloa. A pesar de haber sido reportado desde 2021, el caso no fue investigado a fondo sino hasta ahora.
Narcotráfico y poder político: una conexión peligrosa
La empresa que realizó la transferencia estaba registrada como proveedora de maquinaria industrial. No obstante, informes de inteligencia revelan que era una pantalla del brazo financiero del Cártel de Sinaloa. La transacción se justificó como una “inversión”, sin evidencia de servicios prestados.
El caso toma especial relevancia porque Alfonso Romo fue una figura clave en la campaña presidencial de AMLO en 2018. Además, actuó como enlace con el sector empresarial durante buena parte del sexenio.
Vector Casa de Bolsa, con sede en Monterrey, manejaba altos volúmenes de capital. Ahora, su posible relación con dinero ilícito amenaza la credibilidad del sistema financiero mexicano.
Lo más grave es la inacción de la UIF, que clasificó el caso como de “riesgo alto”, pero no presentó denuncia penal. Esto refuerza la percepción de protección política a figuras cercanas a Morena.
Morena, corrupción y la narrativa derrumbada
Durante años, Morena ha sostenido un relato de supuesta lucha contra la corrupción. Casos como el de Vector se suman a otros escándalos protagonizados por allegados al presidente. Entre ellos, Pío López Obrador recibiendo sobres con efectivo, o contratos millonarios otorgados a empresas sin experiencia durante la pandemia.
Esta nueva revelación pone en evidencia cómo el crimen organizado puede infiltrarse en las altas esferas del poder político con total impunidad. La ausencia de resultados y la falta de voluntad política reflejan un patrón preocupante.
Además, queda abierta la duda sobre cuántas otras operaciones similares han sido ignoradas intencionalmente por las autoridades, especialmente cuando involucran a figuras del oficialismo.
¿Investigación real o encubrimiento?
El caso está ahora en manos de la FGR, pero no hay claridad sobre si avanzará o quedará archivado, como tantos otros escándalos que salpican a la llamada “Cuarta Transformación”.
Ni Alfonso Romo ni Vector Casa de Bolsa han emitido declaraciones ni explicado el origen de los 100 millones de pesos.
Mientras tanto, México vive un escenario donde dinero sucio y poder político coexisten sin consecuencias. Morena continúa enarbolando la bandera de la honestidad, pero lo hace como herramienta propagandística, sin acciones que respalden ese discurso.