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Gigante lácteo adeuda más de un mes de sueldo a 700 empleados y se queda sin materia prima

El mal momento comercial, financiero y operativo que atraviesa la láctea Verónica no deja de acentuarse con el correr de las semanas. La compañía llega a esta altura de junio con una paralización prácticamente total de sus plantas en Totoras, Lehmann y Suardi, todas en Santa Fe, a partir de la retención de tareas que realizan sus empleados. El motivo: la falta de pagos de salarios, que se corresponde con un porcentaje de abril y la totalidad de los haberes de mayo. Hasta el momento, Verónica no ha dado muestras de poder cubrir esos montos y todo indica que la parálisis de sus instalaciones llegará a julio. Mientras tanto, la empresa sigue engrosando su deuda con proveedores a partir de cientos de cheques rechazados.

La imposibilidad de la compañía de cubrir los sueldos mantiene latente la posibilidad de que el gremio ATILRA acentúe aún más las medidas de alerta y movilización que mantiene vigentes para la láctea en cuestión.

Según indicaron fuentes ligadas al plantel de empleados de la compañía, Verónica aún adeuda casi el 8% de cada salario de abril y la totalidad de los sueldos de mayo de sus 700 empleados. Dado ese incumplimiento, los trabajadores de la láctea mantienen una retención de tareas que ya alcanza las ochos horas por turno.

El endeudamiento de Verónica, en un nivel récord

Si bien el área de Trabajo de Nación viene promoviendo reuniones con las autoridades de la empresa y sus empleados, lo cierto es que hasta ahora las negociaciones no han dado ningún resultado contundente. Y la firma no ha dejado de perder proveedores en estos últimos días: en menos de un mes pasó de procesar 700.000 litros diarios de leche a ubicarse por debajo de los 150.000.

«Las fábricas están prácticamente vacías. Ya casi no hay productores que lleven leche. Nosotros seguimos con la retención de crédito laboral de ocho horas, pero así fuese de cuatro es lo mismo porque no hay nada para hacer. Vamos al puesto de trabajo, pero ya ni van los jerárquicos y no hay gente que de respuestas», declararon delegados de los operarios de la láctea.

A la par de esta situación, el nivel de endeudamiento de la empresa sigue ganando volumen y siembra dudas respecto de la continuidad de Verónica. Hoy por hoy, la firma adeuda casi $8.000 millones a bancos y entidades crediticias.

Y el número de cheques rechazados no deja de incrementarse: según constató iProfesional en la base de deudores del Banco Central (BCRA), Verónica suma hasta el momento 444 cheques rebotados por algo más de 1.600 millones de pesos.

Recientemente, la cúpula de la compañía reconoció dificultades para saldar los sueldos de mayo y hacerse cargo del aguinaldo por venir.

ATILRA y los empleados de la compañía demandan que Alejandro Espiñeira, al frente del directorio de la empresa y uno de los dueños de la láctea, tome créditos para terminar de una vez con las deudas salariales. Caso contrario, la postura es seguir manteniendo paralizada la actividad en las plantas santafesinas.

Verónica y la posibilidad de caer en la quiebra

Desde el ámbito de los empleados de la firma se reconoce que la compañía aún no desactivó puestos de trabajo, pero sí se señala que Verónica transita una crisis que, de no hallarse una salida urgente, redundaría en la quiebra de la láctea.

«No hay despidos, pero la empresa viene pidiendo a los trabajadores que accedamos a un desdoblamiento de sueldos para financiarse. No entendemos cómo pasamos de procesar un millón de litros a no llegar a 200.000«, declaró al respecto Rodolfo Rodríguez, delegado de la planta Classon

«Compañeros con familiares enfermos no están recibiendo el tratamiento que necesitan. Estamos a la deriva, pidiendo ayuda. Hay empleados que no tienen para comer. Si Lácteos Verónica quiebra, serán mil personas desamparadas», advirtió.

El delegado en cuestión sostuvo que, a esta compleja situación comercial que atraviesa la firma, se suma la competencia con los productos importados, que son un 40% más baratos mientras que los costos de producción para Verónica y las empresas de ese rubro no han dejado de dispararse.

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