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Leo Guardianelli: Expandir la materialidad es también expandir el diálogo con el mundo

Por Facundo Sagardoy

Desde General José de San Martín, se eleva la voz inquieta y lúcida de Leo Guardianelli, una de las presencias más significativas que emergen del arte contemporáneo del nordeste argentino.
Su formación en Artes Combinadas y su experiencia en instalación y arte interactivo, profundizada en la Universidad Autónoma del Estado de México, conforman un cruce fértil entre técnica y sensibilidad, tradición y vanguardia.
Guardianelli no solo crea imágenes: construye territorios emocionales donde lo digital y lo ancestral se entrelazan, abriendo múltiples planos de lectura. En cada collage, ilustración o fotografía, vibra la fragmentación del presente y una apuesta por capturar su complejidad con hondura poética.
Reconocido en salones nacionales y premiado en categorías para artistas menores de 35 años, su obra se ha abierto paso en ferias clave como ArteCo 2025, donde su presencia resuena con fuerza generacional.
La suya es una poética que interpela desde la periferia: no como margen, sino como zona de intensidad creativa donde la tecnología y la naturaleza conviven en diálogo tenso y armónico.
Guardianelli piensa el arte no como objeto pasivo de contemplación, sino como acto vivo de memoria y futuro, como lenguaje para narrar territorios, inquietudes y vínculos colectivos.
En tiempos de algoritmos y desplazamientos, su obra se planta como un puente entre mundos, un gesto que excede los soportes para convertirse en experiencia compartida. Su mirada -personal y a la vez profundamente social- confirma que el arte sigue siendo una forma de imaginar futuro.

-Leo Guardinelli pasó tu segunda participación en la feria de arte contemporáneo de Corrientes. Esta oportunidad 2025 con distintos formatos sobre el ingreso de la Galería Colón. ¿Qué se llevó de esta edición?
-Me estoy llevando más que nada el cariño de la gente que se está ahí. Podemos ver en este preciso momento -que esto es audio, no se va a notar- cómo se sacan muchas fotos con la obra, sobre todo la de Madre Dolorosa. Eso me llena mucho, mucho el alma.
Y bueno, es otra oportunidad para entrar en contacto con el público de Corrientes y también con el público especializado que viene a la feria, que es por ahí algo a lo que uno no siempre tiene acceso siendo un artista emergente, y en este caso sí.
-En estos últimos años estuviste haciendo 3D en la Bienal, tiene distintos tipos de estética desarrollada, estás presente en esta feria por segunda oportunidad. ¿En qué momento de su obra se encuentra todo este movimiento de arte visual?
-Me encuentra justo en un momento de bastante madurez, creo yo, comparado a lo que era antes, pero también en un momento de pequeña crisis.
Estoy también replanteándome un montón de cosas sobre cómo continuar. Justamente venía ya trabajando hace varios años con esta serie que se llama Mística Barrial -parte de las obras que traje son de esa serie- y ahora ese universo está por expandirse. Así que nada, me sirve también como para poder inspirarme con cosas nuevas.
La feria te trae siempre un aire fresco que sirve para esos momentos en los que uno quiere renovarse.
-El público pudo ver en Resistencia un pantallazo de tu obra en la Bienal Internacional, un mundo 3D. ¿Cómo comienza a imaginar aquellos lugares?
-Me sucede mucho que a mí me gusta investigar, me gusta consumir mucha literatura, cine, etcétera, y tomo inspiración de donde pueda. Consumo mucha obra de otros artistas también.

«El arte no es solo para contemplar, es para narrar historias, crear comunidad y problematizar realidades»

-¿Qué se llevó de la exposición de la que participó en el Museo de Bellas Artes René Brusau?
-Me dejó la conciencia de que puedo hacer distintos formatos tranquilamente y que no hay que tenerle miedo a la experimentación. Esa fue una de mis primeras esculturas.
De hecho, no suelo tener tanta práctica en ese campo. Pero haber participado de ese salón, haber tenido el contacto con la gente y ver que se copan tanto -porque es una obra muy popular- me dio mucha confianza en poder no achicarme con la experimentación, con nuevos formatos, con nuevas técnicas. Justamente ahora estoy un poco en esa búsqueda.
-Fue invitado por una galería que tiene sede en Rosario también. ¿Hacia dónde luego se dirige ese punto de encuentro en el centro del país?
-Esta es una forma de generar nuevos contactos, de poder mover la obra sobre todo, que es lo más importante: que me trascienda a mí como persona, que pueda crecer un poco más. Y justo en este momento se da con la conexión de la galería local 15, que es de Rosario, en el pasaje PAN -bastante conocido en la ciudad- y las conocí justamente en una feria, en la más feria en Santa Fe. Así que es la demostración de que las ferias son además de un espacio de venta, un espacio de intercambio y de conexión entre artistas de distintas latitudes que nos permiten fortalecer un arte más federal y dar más oportunidades a artistas como nosotros, que estamos en lo que podría considerarse la periferia de Buenos Aires, pero que también estamos siempre buscando la forma de insertarnos en nuevos circuitos.

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