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Becaria de Geografía mapeará la niebla y analizará siete décadas de datos meteorológicos

Daniela Belén Escobar Aguirre, estudiante de la Licenciatura y el Profesorado en Geografía de la Facultad de Humanidades de la UNNE, realiza un estudio sobre la distribución espacial de la niebla en todo el territorio nacional. La investigación analizará datos meteorológicos desde 1951 hasta 2020, buscando llenar un vacío científico sobre este fenómeno atmosférico que afecta, a nivel mundial, al transporte, la agricultura y la salud pública. Este trabajo pretende averiguar los impactos que tienen los episodios de niebla en el país.

En dependencias del Instituto de Geografía de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), una becaria de pregrado inició una investigación en la búsqueda de nuevos datos y perspectivas sobre la formación y distribución en distintas regiones del país de un fenómeno atmosférico: la niebla.

Daniela Belén Escobar Aguirre, estudiante de la Licenciatura y del Profesorado en Geografía, lleva adelante la investigación «Distribución espacial de la niebla en la República Argentina durante el período 1951-2020», un proyecto que abarcará siete décadas de datos meteorológicos nacionales.

«Aunque existen numerosos estudios sobre la niebla a nivel mundial, en Argentina son limitados y generalmente se concentran en áreas específicas como aeropuertos», explica Escobar Aguirre. Su investigación busca llenar este vacío científico al analizar el fenómeno desde una perspectiva climatológica integral.

Es necesario estudiar este fenómeno desde una perspectiva climatológica, en cuanto a la evolución temporal, para obtener una visión completa y precisa del fenómeno meteorológico. Por ese motivo, la becaria y sus directoras de investigación, han decidido tomar un período de estudio de 70 años, de manera que se puedan considerar la mayoría de las variaciones que ha sufrido el fenómeno de nieblas, tanto desde el punto de vista espacial como temporal.

El trabajo estará dirigido y asesorado por la doctora Patricia Perla Snaider, Profesora Titular del Seminario de Fisiografía y adjunta de Climatología y co dirigida por la licenciada María de los Ángeles Martínez Jiménez, auxiliar docente de primera categoría de la Cátedra de Climatología, ambas pertenecientes al Departamento de Geografía de la Facultad de Humanidades de la UNNE.

La niebla, definida internacionalmente como un conjunto de gotitas de agua suspendidas que reducen la visibilidad a menos de 1.000 metros, requiere tres condiciones esenciales para formarse: aire húmedo, presencia de núcleos de condensación y enfriamiento del aire hasta alcanzar el punto de rocío, es decir, hasta que se condense.

Es decir, primero el aire debe estar cargado de vapor de agua, lo que significa que tiene un alto contenido de humedad. Segundo, deben existir núcleos higroscópicos o de condensación, como partículas de polvo, hollín, cenizas volcánicas, sal o polen, que proporcionen superficies sobre las cuales el vapor de agua puede condensarse y formar pequeñas gotas. Por último, el aire debe enfriarse hasta alcanzar su punto de rocío, momento en el que el vapor de agua se adhiere a las partículas y pasa a ser agua en estado líquido. Este último es el proceso de condensación.

Este fenómeno meteorológico representa tanto desafíos como oportunidades para diferentes sectores. En el transporte, la baja visibilidad aumenta el riesgo de accidentes en carreteras, puertos y aeropuertos. Para la agricultura, puede ser beneficiosa en climas áridos al proporcionar algo de humedad, aunque también puede propiciar enfermedades fúngicas en los cultivos. En términos de salud pública, la niebla ácida, especialmente en zonas industriales, puede provocar problemas respiratorios y cardiovasculares.

La hipótesis central del estudio plantea que la diversidad geográfica y climática del territorio argentino influye directamente en la frecuencia y extensión de eventos de niebla. Las zonas costeras, áreas cercanas a cuerpos de agua, valles y laderas montañosas serán las más propensas a experimentar este fenómeno.

Para desarrollar su investigación, Escobar Aguirre empleará una metodología cuantitativa. En primer lugar, se recopilarán datos de todas las estaciones meteorológicas del país publicadas por el Servicio Meteorológico Nacional y se seleccionarán para trabajar aquellas con al menos 30 años de registros. Luego, los datos serán organizados en planillas sistematizadas para asegurar una correcta estructura, facilitar su análisis y su posterior representación.

La doctora Patricia Snaider, la becaria Daniela Escobar Aguirre y la lic. María de los Ángeles Martínez Jiménez analizarán un período de 70 años, de manera que se puedan considerar la mayoría de las variaciones que ha sufrido el fenómeno de nieblas.

En esas planillas se encontrará la información de las estaciones meteorológicas seleccionadas (nombre, provincia, latitud, longitud, categoría, etc.) y los valores de frecuencia media anual y mensual para cada década.

Se elaborarán cartografías utilizando el software QGIS, las cuales mostrarán la distribución espacial de la niebla a lo largo de cada una de las décadas de análisis. Estos mapas permitirán visualizar claramente las regiones donde es más frecuente el evento y en donde no.

Finalmente, los resultados serán interpretados para identificar patrones significativos en la distribución de la niebla. Estos hallazgos se contextualizarán considerando las características geográficas de cada región del país, intentando explicar el origen del fenómeno como también las consecuencias o impactos del mismo.

Se espera que los resultados contribuyan significativamente al conocimiento científico sobre la niebla y proporcionen información valiosa para la planificación urbana, la prevención de accidentes y posibles aplicaciones en sectores áridos.

«Identificar las regiones con mayor y menor ocurrencia de niebla resulta fundamental para gestionar sus efectos, tanto beneficiosos como desfavorables», destaca la doctora Snaider quien confía en que el trabajo de la becaria permitirá a diferentes sectores de la sociedad comprender mejor los riesgos asociados a este fenómeno atmosférico y tomar las precauciones necesarias.

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