El Gobierno oficializó la renuncia de Manuel García–Mansilla como juez de la Corte Suprema. A través de un publicación en el Boletín Oficial, el Ejecutivo aceptó la salida del letrado, quien había interpuesto esta decisión luego de que el Senado denegara su designación por decreto y a pesar de haber sido avalado en comisión.
La renuncia quedó efectiva a través del decreto 276/2025 publicado el miércoles por la noche en el suplemento que extendió la edición de ese mismo día. Allí, en su artículo primero se lee: “Acéptase, a partir del 7 de abril de 2025, la renuncia presentada por el doctor Manuel José García Mansilla(D.N.I. N° 21.389.235) al cargo de juez dela Corte Suprema de Justicia de la Nación“.
Este decreto pone punto final a la novela que se inició en el primer semestre de 2024 cuando se conoció que la administración de Javier Milei había presentado los pliegos de García-Mansilla y Ariel Lijo para integrar el máximo tribunal de justicia con la intención de llenar los cupos faltantes en la Corte y ante la inminente salida de Juan Carlos Maqueda, en diciembre.
Ambas designaciones se vieron envueltas en diferentes polémicas, en especial la del juez federal Lijo, a raíz de sus antecedentes con causas de gran magnitud. Durante 2024, el Gobierno no pudo convocar a una sesión en el Senado para que los pliegos fueran aprobados, lo que desencadenó en que a fines de ese año se incluyera el tema en las sesiones extraordinarias del Congreso para los meses de verano subsiguientes.
El tiempo pasó y no hubo tratamiento. Por lo tanto, la Casa Rosada optó por designarlos mediante un DNU. Esta decisión fue sumamente cuestionada tanto por la oposición más dura -el kirchnerismo- como la oposición dialoguista de Pro y sectores de la Unión Cívica Radical (UCR).
El ida y vuelta desencadenó en que el 3 de abril de 2025, en sesión parlamentaria, el Senado rechace el pliego de ambos candidatos. García-Mansilla había aceptado el cargo, y hasta se mostró junto a Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti durante el discurso de Milei en el inicio de sesiones ordinarias. Lijo, por su parte, no se había pronunciado, en medio de la incertidumbre de si podría pedirse licencia en su juzgado federal.
El Gobierno había intentado que, pese a la decisión del Senado, García-Mansilla se mantuviera en el cargo hasta el fin de las sesiones legislativas (en principio, el 30 de noviembre) y él dio señales de que podría intentar esa resistencia, pero finalmente desistió. Fue juez de la Corte durante 39 días.
No obstante, García-Mansilla no solo tenía en contra el rechazo de su pliego; además, el juez federal de La Plata Alejo Ramos Padilla dictó el jueves, justo después de la sesión del Senado, una medida cautelar que le impedía por tres meses dictar fallos y tomar decisiones administrativas en la Corte bajo apercibimiento de “sanciones penales y/o pecuniarias”. La cautelar amenazaba también con castigar a todos aquellos que “no cumplieran” con ese “mandato judicial”.
“Me dirijo a Usted a fin de presentar la renuncia indeclinable al cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación para el que fui nombrado, en comisión, por el decreto 137 del 26 de febrero de 2025″, empieza el texto de la renuncia.
García-Mansilla dijo en su carta de renuncia que asumió como juez en comisión porque entendió que el nombramiento era una decisión “de estricta constitucionalidad” y que él “debía asumir la responsabilidad de colaborar” con una solución a las vacantes en la Corte, “un grave problema institucional” -afirmó- que requería una solución urgente. “Podría haber adoptado una posición cómoda y no asumir la responsabilidad que la situación demandaba. Habría sido, sin dudas, el camino más fácil. Sin embargo, entendí que lo correcto era eso, pese a las críticas injustas e interesadas que recibí de aquellos que eligen cuestionar en lugar de involucrarse”, afirmó.
En cuanto a las razones de su renuncia, citó la decisión del Senado de rechazar su pliego. García-Mansilla sostuvo que “tanto el artículo 99, inc. 19, de la Constitución Nacional [que prevé los nombramientos en comisión] precedentes de la Corte le “permitirían continuar en el cargo hasta el 30 de noviembre, o hasta la fecha en que finalicen las eventuales sesiones de prórroga, o hasta que se nombre un reemplazo con acuerdo del Senado”, pero dijo: “Sin embargo, estoy convencido que mi permanencia en el cargo no ayudaría a que los responsables de integrar debidamente el Tribunal tomen consciencia de la seriedad de este problema y actúen en consecuencia”.
García-Mansilla denunció la inacción de los políticos que tienen frenados los nombramientos de jueces, fiscales y defensores públicos de todas las instancias, y afirmó: “A eso hay que sumarle la incomodidad manifiesta de ciertos sectores con la posibilidad de que existan jueces independientes, que no tengan contactos con la política tradicional y que puedan tomar decisiones libres, ajustadas a derecho”.
García-Mansilla dijo que había empezado su carta como juez y la terminaba como ciudadano. Les agradeció a los ministros de la Corte (“Me acogieron como a un par y me trataron con dignidad y respeto”, relató) y le dedicó sus últimas líneas a Milei: “A Usted le agradezco la oportunidad que me diera de poder servir a mis conciudadanos. Aunque me hubiera gustado hacerlo por más tiempo y en otras circunstancias, mi permanencia en el cargo no va a facilitar la integración de la Corte Suprema, sino todo lo contrario: será una excusa más para distraer la atención de aquellos que tienen que aportar una urgente solución a un problema que ya es de larga data. Tenga la plena convicción que, durante el tiempo que me tocó cumplir las funciones que me fueron encomendadas, honré el compromiso de desempeñar mis obligaciones como juez, de forma independiente, recta e imparcial, sin distinción de persona alguna, respetando siempre la Constitución Nacional”.
Conforme a los criterios de